
16/7/2025 – La provincia de Neuquén vive un momento de auge económico sin precedentes, impulsado por el desarrollo de Vaca Muerta. La ciudad de Neuquén se asemeja a los años dorados de la soja, con más de un centenar de obras en construcción y grúas que dominan el horizonte. Sin embargo, el corazón de esta transformación late con mayor intensidad en Añelo, a 110 kilómetros al norte, consolidada como la capital operativa de la formación no convencional, atrayendo a ocho nuevos habitantes por día.
Este crecimiento demográfico explosivo, si bien genera una fuerte presión sobre la infraestructura local, abre un abanico de oportunidades laborales. Desde arquitectos recién llegados que encuentran empleo en constructoras, hasta operarios con sueldos millonarios en empresas petroleras como YPF y Tecpetrol, la demanda de mano de obra es constante. Además, una extensa cadena de proveedores, el llamado “segundo y tercer anillo”, se beneficia directamente de la actividad, abarcando desde servicios hasta la provisión de materiales.

El sector inmobiliario es uno de los grandes protagonistas de esta expansión. Desarrollistas de Córdoba, como Marcelo Espinosa, quien fue pionero en 2016 con sus complejos de departamentos con servicios hoteleros Vista Kau, han encontrado una fórmula de éxito adaptándose a la demanda de la industria. Otros, como el Grupo Edisur, están incursionando con departamentos modulares, mientras que empresarios como Horacio Parga (h) exploran el territorio con inversores, convencidos del vasto potencial.
La desregulación energética del gobierno nacional, que liberó las exportaciones y eliminó el «barril criollo», ha catalizado este auge, llevando la producción a niveles récord y proyectando un futuro aún más ambicioso. Obras estratégicas como el oleoducto Vaca Muerta Sur y la reversión del Gasoducto Néstor Kirchner refuerzan el escenario de crecimiento sostenido. No obstante, el gobernador Rolando Figueroa ha señalado un déficit de infraestructura de 4.000 millones de dólares y la limitada presencia del Estado nacional, lo que representa un desafío para sostener este explosivo desarrollo.

A pesar de los retos que plantean la inflación y el aumento en los costos de construcción, el negocio inmobiliario sigue siendo altamente atractivo, con retornos significativos en la inversión de propiedades. El caso de Marcelo Espinosa, quien en sus inicios no encontraba inversores, hoy maneja complejos con 250 plazas y sigue expandiéndose, es un claro ejemplo del potencial. Para él, el futuro de Añelo está garantizado, y con un mayor desarrollo de infraestructura, Argentina podría posicionarse como un proveedor clave de energía a nivel regional.